Para much@s, la exclamación de ¡nos ha llovido! puede ser trivial. Sin embargo para quienes habitamos en la zona territorial de la “Comarca Lagunera” clasificada como árida o sea un clima seco y semiseco, el agua de lluvia que se presenta a razón de 400 mm por año, tiene y trae grandes beneficios para nuestro suelo y vegetación, independientemente de los malestares propios que conlleva el ser una zona con casi nada de infraestructura pluvial e instalaciones habitacionales con problemas de filtraciones.
El agua de lluvia tiene una serie de beneficios significativos para la vegetación, y estos beneficios pueden ser explorados en detalle:
Beneficios del agua de lluvia
Nutrición y Riego Natural: El agua de lluvia es naturalmente pura y contiene minerales benéficos para las plantas. Cuando llueve, el agua se infiltra en el suelo y libera estos minerales, proporcionando una fuente natural de nutrientes para las plantas. Además, la lluvia proporciona riego gratuito y eficaz para mantener el suelo húmedo, lo que es esencial para el crecimiento saludable de las plantas.
Promoción del Crecimiento: El agua de lluvia es ideal para el crecimiento de las plantas debido a su pH neutro. El agua de lluvia se encuentra libre de sales y de productos químicos dañinos que puedan acumularse en el suelo, como suele ocurrir con el agua de riego convencional. Esto crea un ambiente óptimo para el crecimiento de las raíces y la absorción de nutrientes.
Mejora de la Fotosíntesis: La lluvia limpia las hojas de polvo y contaminantes, lo que mejora la capacidad de las plantas para realizar la fotosíntesis. La fotosíntesis es esencial para la producción de energía y alimentos en las plantas, lo que a su vez promueve su crecimiento y salud.
Prevención de Estrés Hídrico: El agua de lluvia puede ayudar a prevenir el estrés hídrico en las plantas, ya que proporciona una fuente de humedad constante. Esto es especialmente importante en regiones donde el suministro de agua es limitado o durante períodos de sequía.
Ahorro de Recursos: El uso de agua de lluvia para el riego reduce la dependencia de fuentes de agua potable y recursos hídricos no renovables. Esto puede tener un impacto positivo en la conservación del agua dulce, especialmente en áreas propensas a la escasez de agua.
Mejora del Suelo: La infiltración del agua de lluvia en el suelo contribuye a la mejora de la estructura del suelo y la retención de humedad. Esto aumenta la capacidad del suelo para retener nutrientes y agua, lo que beneficia a las plantas a largo plazo.
Fomento de la Biodiversidad: La disponibilidad de agua de lluvia puede fomentar la biodiversidad al proporcionar un hábitat adecuado para una variedad de plantas y organismos del suelo. Esto puede atraer a insectos polinizadores y promover un ecosistema saludable.
Reducción de la Contaminación del Agua: La recolección y uso del agua de lluvia para riego pueden reducir la escorrentía de productos químicos y contaminantes hacia los cuerpos de agua, lo que contribuye a la protección de los ecosistemas acuáticos.
¿Agua de lluvia + lixiviado de lombriz?
¡ una mancuerna inmejorable !
En progea hemos insistido en la captación del agua de lluvia pues estamos convencidos de los beneficios que aporta a nuestro medio ambiente.
Vamos a suponer que se ha colectado la mayor cantidad de agua posible proveniente de las lluvias que nos han caído, imagina ahora un escenario en donde a esa agua colectada le adicionamos lixiviado de lombriz. Recuerda que por cada 19 litros, se puede adicionar 1 litro de lixiviado de lombriz obteniendo así: 20 litros aplicables a nuestras áreas verdes, principalmente a las plantas que tenemos en interiores.
Nunca nos cansaremos de mencionar los grandes beneficios y ventajas que el lixiviado de lombriz, el cual al ser un líquido rico en nutrientes producido por las lombrices en camas de vermicompostaje y adicionado al agua de lluvia ofrece y potencia:
Aporte Nutricional: El lixiviado de lombriz es una fuente valiosa de nutrientes para las plantas. Contiene una amplia gama de nutrientes esenciales, como nitrógeno, fósforo, potasio, calcio, magnesio y micronutrientes. Al agregarlo al agua de lluvia, se enriquece la solución con estos nutrientes esenciales, promoviendo un crecimiento más saludable y vigoroso de las plantas.
Mejora de la Fertilidad del Suelo: La combinación de agua de lluvia y lixiviado de lombriz puede mejorar la fertilidad del suelo. Los nutrientes presentes en el lixiviado son fácilmente absorbidos por las raíces de las plantas y pueden ayudar a corregir deficiencias nutricionales en el suelo.
Estimulación del Desarrollo de Microorganismos Beneficiosos: El lixiviado de lombriz también contiene microorganismos beneficiosos, como bacterias y hongos, que pueden estimular la actividad biológica en el suelo. Estos microorganismos pueden descomponer la materia orgánica en el suelo y mejorar su estructura, aumentando la capacidad de retención de agua y nutrientes.
Aumento de la Resistencia a Enfermedades: La mejora de la salud de las plantas debido a la nutrición adecuada y la actividad biológica en el suelo puede hacer que las plantas sean más resistentes a las enfermedades y las plagas.
Sostenibilidad: La combinación de agua de lluvia y lixiviado de lombriz es una práctica sostenible que aprovecha recursos naturales y reduce la necesidad de fertilizantes químicos, lo que puede tener un impacto positivo en el medio ambiente.
Menos Desperdicio: Utilizar el lixiviado de lombriz como un recurso nutricional para las plantas es una forma efectiva de reciclar los residuos orgánicos y aprovechar al máximo los recursos disponibles.
Algunos conocimientos técnicos
Hablemos un poco sobre detalles técnicos aplicables a la precipitación pluvial “lluvia”. La precipitación pluvial se mide utilizando una variedad de instrumentos y métodos que registran la cantidad de agua que cae del cielo en un área específica durante un período de tiempo determinado. A continuación, presentamos algunos ejemplos de cómo se mide la precipitación pluvial:
Pluviómetro estándar: El pluviómetro es el instrumento más común utilizado para medir la precipitación pluvial. Consiste en un cilindro graduado que recoge el agua de lluvia y la mide en milímetros o pulgadas. Para medir la precipitación, se vacía el agua recogida en el cilindro y se registra la cantidad acumulada durante un período específico. Por ejemplo, si después de un día de lluvia, el pluviómetro muestra 25 mm de agua, significa que han llovido 25 litros por metro cuadrado ese día en esa ubicación.
Radar meteorológico: Los radares meteorológicos utilizan ondas de radio para detectar la precipitación en una amplia área. Los datos del radar se procesan para estimar la cantidad de precipitación en una región específica y se expresan generalmente en milímetros o pulgadas. Este método proporciona una imagen en tiempo real de la intensidad de la lluvia y su movimiento en un área determinada.
Estaciones meteorológicas automáticas: Estas estaciones están equipadas con sensores de precipitación que registran continuamente la cantidad de lluvia que cae. Los datos se transmiten a una base de datos central donde se registran y se pueden acceder en tiempo real. Por ejemplo, una estación meteorológica automática puede registrar una precipitación de 10 mm en una hora.
Pluviómetro de intensidad: Además del pluviómetro estándar que mide la cantidad total de lluvia acumulada, existen pluviómetros de intensidad que miden la velocidad a la que cae la lluvia en milímetros por hora (mm/h). Estos instrumentos pueden proporcionar información valiosa sobre la intensidad de la lluvia durante una tormenta. Por ejemplo, si un pluviómetro de intensidad registra 25 mm/h, significa que está lloviendo a una velocidad de 25 litros por metro cuadrado por hora en ese momento.
Satélites meteorológicos: Los satélites meteorológicos también se utilizan para estimar la precipitación en grandes áreas. Utilizan sensores remotos para detectar la radiación emitida por la atmósfera y la superficie terrestre, lo que les permite estimar la cantidad de lluvia en una región específica. Estas mediciones se expresan típicamente en milímetros y se utilizan para monitorear patrones de precipitación a gran escala, como sistemas de tormentas o patrones climáticos.
Mapas de precipitación: Las redes de estaciones de medición de precipitación, como las estaciones meteorológicas y los pluviómetros, se utilizan para generar mapas de precipitación. Estos mapas muestran la distribución espacial de la precipitación en una región determinada y se actualizan regularmente para brindar información en tiempo real o histórica sobre las cantidades de precipitación en diferentes áreas.
En cuanto a cantidades y volumen, la cantidad de precipitación se mide en milímetros (mm) o pulgadas (in), y el volumen se calcula multiplicando la cantidad medida por la superficie de la zona en la que se ha producido la precipitación. Por ejemplo:
Una lluvia de 10 mm en una superficie de 1 metro cuadrado equivale a 10 litros de agua caídos en esa área.
Si durante un mes se registran 100 mm de lluvia en una ciudad, significa que habrá llovido 100 litros de agua por cada metro cuadrado de la ciudad durante ese período.
En ocasiones se presentan tormentas que fácilmente registran precipitaciones de 50 mm o más en algunas regiones de nuestro país, eso significa que habrán llovido 50 litros de agua por metro cuadrado en esa área tan solo durante la supuesta tormenta.
Si tomamos en cuenta el promedio anual para la comarca lagunera que anteriormente mencionamos es de 400 mm según datos obtenidos del INEGI, tendremos que para nuestra región esperamos que al menos se acumulen 400 litros de agua de lluvia por cada metro cuadrado “—y si, son al año—”.
La cultura del agua y la lluvia
Es importante tener en cuenta que la cultura del agua es una responsabilidad de tod@s y que en la medida en que transmitamos a nuestras futuras generaciones la importancia del uso y cuidado de este valioso recurso, estaremos propiciando ser parte de una mejor sociedad. A continuación mencionaremos algunas acciones que es necesario fomentar al respecto de la valoración del agua de lluvia.
Educación ambiental: El uso del agua de lluvia en la educación ambiental puede ayudar a sensibilizar a las personas sobre la importancia de conservar el agua y ser conscientes de los recursos naturales finitos. Los estudiantes pueden aprender sobre el ciclo del agua, la escasez de agua dulce y cómo la captación de agua de lluvia puede ser una solución sostenible.
Sostenibilidad: La recolección y uso de agua de lluvia son prácticas sostenibles que pueden reducir la dependencia de fuentes de agua no renovables, como los acuíferos subterráneos. Los programas formativos pueden destacar la importancia de esta técnica en la conservación de recursos hídricos.
Ciencias: El estudio del ciclo del agua, la meteorología y la hidrología son aspectos importantes del currículo educativo que pueden incluir la relación entre la lluvia y la disponibilidad de agua dulce. Esto puede ser especialmente relevante en cursos de ciencias naturales.
Innovación tecnológica: La captación y el uso del agua de lluvia involucran tecnologías como sistemas de recolección, almacenamiento y filtración. Estos conceptos pueden ser enseñados en cursos de tecnología y diseño, fomentando la creatividad y la innovación.
Conciencia social: La educación sobre el agua de lluvia puede ayudar a los estudiantes a comprender las desigualdades en el acceso al agua potable en diferentes partes del mundo y cómo la recolección de agua de lluvia puede mejorar la calidad de vida de las comunidades más vulnerables.
Proyectos prácticos: Los proyectos prácticos relacionados con la recolección de agua de lluvia pueden involucrar a los estudiantes en la planificación, construcción y mantenimiento de sistemas de captación. Esto promueve habilidades de resolución de problemas y trabajo en equipo.
Responsabilidad ambiental: Enseñar a los estudiantes sobre la importancia de conservar el agua y utilizar fuentes sostenibles como el agua de lluvia puede fomentar la responsabilidad ambiental desde una edad temprana.
En resumen, la educación sobre los beneficios del agua de lluvia puede ser una herramienta efectiva para promover la conciencia ambiental, la sostenibilidad y la responsabilidad social entre los integrantes de nuestras familias, preparándonos para enfrentar los desafíos relacionados con la gestión de recursos hídricos en un mundo en constante cambio.
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