La globalización nos ha permitido tener al alcance muchas alternativas de consumo. Cada vez resulta más simple conseguir una gran diversidad de productos que antes eran completamente desconocidos, y si bien, esto ha facilitado el desarrollo y ha ofrecido alternativas a nivel mundial, también representa una serie de desventajas debido a la tendencia del consumismo que hemos adoptado los seres humanos.
Al hablar de globalización alimentaria, específicamente de frutas y vegetales, sabemos que estos alimentos son esenciales en una dieta saludable y al tratar de crear conciencia sobre el equilibrio en nuestra alimentación, poco se habla del trayecto que recorren para llegar a nuestras manos. Aquello que comemos, tiene un impacto en nuestro cuerpo, en nuestra salud y a la vez, en el medio ambiente, por lo que en progea, también consideramos necesaria la creación de conciencia ambiental con respecto al tema en cuestión.
Cada uno de los vegetales o frutos que consumimos, crece bajo condiciones específicas y su cultivo, a grandes rasgos, varía de acuerdo a las estaciones y los hemisferios. Sin embargo, el cultivo es solo el principio de un conjunto de etapas que repercuten en el entorno, a este, le siguen la cosecha, el almacenamiento, transporte y, por último, el consumo. En estas distintas etapas, se genera una huella de carbono y una huella hídrica, además de una posible contaminación por productos agroquímicos, erosión del suelo y deforestación.
La estacionalidad se define como la variación regular y predecible que se repite cada cierto periodo de tiempo y puede ser un factor local o global.
La estacionalidad local indica que el lugar de producción es el mismo de consumo y la global sugiere que el haber cosechado una fruta o verdura en determinada zona, no significa que se consuma en la misma.
El beneficio medioambiental que se deriva del consumo local de frutas y verduras de temporada se da, por ejemplo, cuando la huella de carbono se reduce al acortar la distancia que recorren para llegar hasta el consumidor. Es decir, se optimiza el transporte. Otra ventaja es que al ser productos locales de temporada, se encuentran adaptados a las condiciones de la zona específica en la que se cultivan, por lo que hay un ahorro de energía durante su producción, ya que no se necesitan ambientes controlados, como lo son los invernaderos acondicionados y finalmente, si los vegetales y frutos se producen en la misma región en la que se consumen, su almacenamiento es más corto, lo que supone nuevamente un ahorro energético (refrigeración, iluminación) y al mismo tiempo, se evita la pérdida de producto, cuya descomposición genera gases de efecto invernadero.
Ahora, con un conocimiento más amplio sobre este tema, te invitamos a cuestionarte qué frutas y vegetales están en temporada en tu región, durante esta estación del año y esperamos que cada vez seamos más selectivos y nuestro consumo sea más consciente y responsable, para que como sociedad, logremos un impacto positivo en nuestro medio ambiente.
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